-La belleza esta en los ojos de quien mira.
-¡Dios quiera, gentil lector, que nunca sientas lo que sentí entonces! ¡Que tus ojos nunca viertan lágrimas tan vehementes, dolorosas, torturantes como las que brotaron de los míos!
-Convencionalismo no es moralidad. Intransigencia no significa religión. Atacar al primero no equivale a ir contra la última. Arrancarles la máscara a los fariseos no es levantar una mano impía contra la corona de espinas.
-Los prejuicios son sumamente difíciles de erradicar de un corazón cuyo suelo nunca fue preparado o fertilizado por la educación: crecen ahi, firmes como malas hierbas entre piedras.
-"Usted cree que no tengo sentimientos y que puedo pasar sin un poco de cariño o de bondad; pero no me es posible vivir así; y usted no tiene piedad. Recordaré en qué forma me empujó hacia atrás –brutal y violentamente- en la habitación roja, y me encerró allí para dejarme morir, aunque estaba en la agonía, aunque sofocada por la pena gritaba ¡Tenga piedad! ¡Tenga piedad! ¡tenga piedad Tía Reed!, y tuve que sufrir ese castigo porque el malvado de su hijo me golpeó y me tumbó a golpes sin motivo. A todo aquel que me lo pregunte, le contaré esto. La gente cree que usted es una mujer buena, pero es mala, de corazón duro. ¡Usted es una falsa!
-"-¡Otra vez! Un nuevo pinchazo cuando pretende conformarme; y esto me sucede por haber dicho que no me agrada la sociedad de niños ni de ancianas, dicho sea en voz baja. No, señorita, no soy filántropo en general, pero sí tengo conciencia –y señaló las prominencias a las que se considera como indicio de esa facultad y que, afortunadamente para él, eran bastante prominentes y daban en realidad caráctera la parte superior de su cabeza-. Y, además, he tenido en cierta época un corazón demasiado tierno. Cuando tenía su edad mis sentimientos eran las de un muchacho sensible, benévolo con los débiles y los desgraciados; mas la suerte me ha aporreado desde entonces; hasta me ha aplastado a veces de mala manera, y ahora me vanaglorío de ser duro y resistente como una pelota de goma; aunque en ocasiones, sin embargo, sigo siendo permeable a ciertas cosas, y en algún punto me muestro sensible. ¿existe en esa situación alguna esperanza para mí?"
-"Mis nervios vibraron al oír estas palabras dichas en voz baja como no habían vibrado, jamás ante un trueno. Mi sangre sintió su sutil violencia como nunca había sentido la helada o el fuego; mas me recobré y escapé al peligro de desmayarme. Miré a Róchester e hice que me mirara. Su rostro estaba blanco como el mármol; y sus ojos eran al mismo tiempo chispa y pedernal. No negaba nada y parecía dispuesto a desafiar a todos. Sin hablar, sin sonreír, sin demostrar reconocer en mí a un ser humano, se limitaba a retorcer mi muñeca con su brazo y a acercarme a su lado."
Faltan muuuchas frases.
No hay comentarios:
Publicar un comentario