sábado, 7 de enero de 2012

Diario de Anne Frank

Me da miedo pensar que aquéllos que estaban tan próximos a mí se hallan ahora a la merced de los verdugos más crueles del mundo. Y todo porque son judíos.
(19 de noviembre de 1942)

Desde que la vida empezó, la regla se estableció: ¡Nuestras faltas ignoramos, las del prójimo aumentamos!
(Otto Frank, en un poema que le escribió a Ana por su 14 cumpleaños) (13 de junio de 1943)

Las personas libres jamás podrán concebir lo que los libros significan para quienes vivimos encerrados.
(11 de julio de 1943)

Afuera no hay canto de pájaros, y dentro un silencio sofocante se cierne sobre todos y todas las cosas, y parece arrastrarme hacia un abismo.
(29 de octubre de 1943)

Le pedí al señor Koophuis que mandara preparar pastelitos de mazapán, con el azúcar de mi desayuno, que he guardado durante dos meses.
(22 de diciembre de 1943)

¿Cuándo se nos concederá el privilegio de respirar aire fresco?
(24 de diciembre de 1943)

Podrán callarnos, pero no pueden impedir que tengamos nuestras propias opiniones.
(Ana, criticando la actitud de sus padres) (2 de marzo de 1944)

Tuve la suerte de ser arrojada bruscamente a la realidad.
(7 de marzo de 1944)

Hay hambre y las raciones de una semana no bastan para malvivir dos días.
(29 de marzo de 1944)

Trescientos cincuenta aviones ingleses descargaron medio millón de kilos de explosivos sobre Ijmuiden, haciendo temblar las casas como hojas al viento.
(29 de marzo de 1944)

Quiero que algo de mí perdure después de la muerte.
(4 de abril de 1944)


Llegará el día en que termine esta horrible guerra y volveremos a ser personas como los demás, y no solamente judíos.
(11 de abril de 1944)

Nunca creeré que los poderosos, los políticos y los capitalistas son los únicos responsables de la guerra. No, el hombre común y corriente, también se alegra de hacerla. Si así no fuera, hace tiempo que los pueblos se habrían rebelado.
(3 de mayo de 1944)

Pocos hay que vivan tan aislados y enclaustrados como nosotros, lejos de aquello que puede ser gozado por pobres y ricos por igual.
(15 de junio de 1944)

No entiendo a quienes dicen: "Yo soy débil", y se resignan a serlo. Ya que se tiene la conciencia de serlo, ¿por qué no luchar para enmendar la propia naturaleza?
(6 de julio de 1944)

Asombra que yo no haya abandonado aún todas mis esperanzas, puesto que parecen absurdas e irrealizables. Sin embargo, me aferro a ellas a pesar de todo, porque sigo creyendo en la bondad innata del hombre.
(15 de julio de 1944)

Cuando miro al cielo, pienso en que todo esto cambiará y que todo volverá a ser bueno, que hasta estos días despiadados tendrán fin, y que el mundo conocera de nuevo el orden, el reposo y la paz
(15 de julio de 1944)